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lunes, febrero 09, 2004

Pero el amor imposible no es cosa de prudentes, sino de Quijotes.
Sólo cuatro veces en doce años vio Alonso Quijano a Aldonza
Lorenzo.
Jamás cruzaron palabra. Pero eso le bastó para vivir en ella y por
ella.
Sin esperar recompensa.
Por eso, señores, si acaso atesoran ustedes uno de estos metejones
locos, a no arrepentirse. Sigan soñando y esperando lo imposible. Aunque
sepamos que nuestras ilusiones no habrán de cumplirse nunca, sigamos
acariciándolas. Lo contrario sería - como pensaba Wimpy - confundir
una ilusión con un pagaré.
Será una larga jornada. Muchas veces tendremos ganas de contar
nuestra pena, pero no podremos hacerlo, para no profanarla. Siempre
estaremos solos y tristes, pero no es para tanto. Después de todo, ya
se sabe que los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos.


Alejandro Dolina (Balada del amor imposible)


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